Si usted tiene una familia, quiero alentarle a ponerla en primer lugar en su liderazgo. No hay legado comparable con la influencia positiva que un líder ejerce sobre su familia. Un ejemplo maravilloso de este tipo de influencia lo vemos en los primeros años de la historia de los Estados Unidos. Jonathan Edwards, famoso predicador del siglo dieciocho, y su esposa, Sara, dejaron un legado increíble basado en su influencia. Entre sus descendientes se cuentan: - Trece presidentes de universidades - Sesenta y cinco profesores universitarios - Cien abogados, incluyendo el decano de una facultad de derecho - Treinta jueces - Sesenta y seis médicos, incluyendo el decano de una escuela de medicina - Ochenta funcionarios públicos en cargos de influencia, entre ellos: tres senadores federales, tres alcaldes de ciudades importantes, tres gobernadores, un vicepresidente de los Estados Unidos y un director del Tesoro de los Estados Unidos. Si quiere impactar su comunidad, su país o su mundo, el punto de partida es su hogar. No le de la espalda a su hogar por darle la cara a sus negocios, empresas o Iglesia. La familia seguirá contigo el resto de la vida, los demás son temporales. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Genésis 12:3 Y decidle así: Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. 1 Samuel 25:6
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