doctor James Dobson Por supuesto que hemos oído esta perspectiva con frecuencia en los medios de comunicación, y en labios de gente influyente. Por ejemplo, la ex-Primera Dama, Hillary Rodham Clinton, la hizo el tema central de su discurso de inauguración del Día de la Madre, el 8 de mayo de 1994, en la Universidad George Washington. Esto fue lo que dijo: "Si alguna vez fue así, [la familia estadounidense] ya no consta de dos padres, dos hijos, un perro, una casa con una cerca pintada de blanco y una camioneta en la entrada. En lugar de ver familias que se parezcan a los Cleaver, de Leave It to Beaver ["Déjaselo a Beaver"], tenemos familias en las que se incluyen niños probeta y madres sustitutas. En lugar de las cenas familiares de los domingos por la noche, ahora tenemos llamadas de teléfono de un lado a otro del país. En lugar de tíos y tías, y abuelos y abuelas, ahora tenemos nodrizas y guarderías infantiles". A continuación, la señora Clinton pasó a recomendar algo que ella llamó una "familia extensa", para llenar el vacío a medida que disminuyen las familias tradicionales. Exhortó a los graduados a interesarse en sus amigos, vecinos y conciudadanos como lo harían con los miembros de su propia familia, y terminó diciendo: "Cuando se deshacen con demasiada frecuencia los lazos familiares tradicionales, todos necesitamos valorar el hecho de que, en un sentido muy real, nos hemos convertido en una familia extensa". 1 Bueno, la Primera Dama tenía razón cuando nos recordó que tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás e interesarnos por ellos. En especial, debemos estar en sintonía con las necesidades de los padres que luchan para criar solos a sus hijos. Sin embargo, las observaciones hechas aquel día por la señora Clinton llevan en sí otro mensaje: el de que la familia tradicional es ineficaz y ya no es factible. No expresó pesar alguno por las fuerzas sociales y gubernamentales que han tomado al asalto las instituciones del matrimonio y el ser padres. No exhortó a los graduados a conservar y apoyar la unidad familiar tradicional. Tampoco habló de su papel vital en la cultura. En lugar de hacer eso, la señora Clinton comenzó dando por supuesto que las familias, tal como las hemos conocido, han desaparecido para siempre, para sugerir después las formas de reemplazarlas. Por supuesto que el tema que trató nos es muy familiar. Durante las tres décadas pasadas, nos han estado hablando de la inminente desaparición de la familia los políticos, las feministas radicales, los activistas homosexuales y los periodistas liberales. Después, se han apresurado a decirnos de qué forma se debe reorganizar la sociedad en ausencia del matrimonio para toda la vida. Esta propaganda comenzó a aparecer a principios de los años setenta con la publicación de un libro titulado: The Death of the Family ["La muerte de la familia"], escrito por el sicoterapeuta británico David Cooper. En él insistía en que era necesario abolir la unidad familiar tradicional para sustituirla por nuevas formas de relaciones humanas. La actriz Shirley MacLaine puso su granito de arena en una entrevista publicada en 1971 por la ya desaparecida revista Look. Esto es lo que dijo: Todo esto se remonta tan lejos como hasta la cultura cristiana, a lo que comenzaron María y José... Usted sabe que hay un millón de cosas que se nos han transmitido con la ética cristiana, así que cuando comienza a poner a la familia en tela de juicio, tiene que hacerlo con todas esas cosas. Yo no creo que sea de desear que nos conformemos con tener un compañero, y que estas dos personas críen hijos. Sin embargo, todo el mundo cree que eso es lo ideal. Andan frustrados la mayor parte de la vida, porque no pueden encontrar un compañero. Pero, ¿quién dijo que ésa es la personalidad básica natural del hombre? ¿Para quién tiene sentido la monogamia?... Tal vez para una rata almizclera... Entonces, ¿por qué tienen que aceptar este estado de monogamia? En una familia democrática, las personas comprenden sus tendencias naturales, las revelan, las comentan y lo más probable es que las sigan. Y decididamente, esas tendencias no son monogámicas. 2 Alvin Toffler, autor de Future Shock ["El choque del futuro"], libro que tuvo una gran venta en los años setenta, predijo también que su familia terminaría por morir. En el mismo artículo de la revista Look, Toffler dijo: Tengo la corazonada de que la mayoría de la gente va a tratar de seguir ciegamente las formas del matrimonio tradicional, y de mantener viva la familia tradicional, pero va a fracasar. Y la consecuencia será un cambio sutil, pero muy significativo, hacia arreglos matrimoniales mucho más temporales, una intensificación del sistema actual de divorcio y matrimonio, divorcio y matrimonio, hasta el punto en que aceptemos la idea de que el matrimonio no es para toda la vida. No estoy apoyando esto, pero me parece que hay muchas probabilidades de que suceda. 3 Así se pensaba en aquellos días. A lo largo de los años setenta se podían oír continuamente esas predicciones de un desastre doméstico en los programas de entrevistas de la televisión. Uno de los más ofensivos, The Merv Griffin Show ["El programa de Merv Griffin"], presentaba con frecuencia diversos huéspedes que se deleitaban en ridiculizar a la familia. Una tarde, yo estaba viendo uno por casualidad, cuando una mujer particularmente hostil dijo esto acerca de las licencias de matrimonio: "No son más que pedazos de papel que valen un par de dólares, procedentes de un gobierno podrido que trata de decirnos con quién podemos dormir". También dijo que estuvo casada durante treinta años, y que le había sido infiel a su esposo por lo menos cincuenta veces durante ese período. Afirmó que no podría reconocer la voz de él, si la llamaba por teléfono. Después, terminó diciendo que el problema que hay en el mundo es que existe demasiado fervor religioso. "¡Necesitamos librarnos de eso!", exclamó. Si tenemos en cuenta la furia desatada contra la familia a lo largo de los años, es de sorprenderse que esa institución haya sobrevivido hasta nuestros días. Lamentablemente, los ataques no han disminuido. Los críticos más recientes han comenzado a citar estadísticas falsas para "demostrar" que la familia tradicional está muerta. Por ejemplo, Patricia Schroeder, quien fue representante de los Estados Unidos (demócrata por Colorado), proclamó hace unos pocos años que sólo 7% de las familias son "tradicionales" . 4 En los medios de comunicación no se puso en duda su declaración, y la literatura secular la citó con frecuencia. Por ese motivo, yo invertí un esfuerzo considerable en averiguar la fuente de esa estadística de Schroeder y determinar en qué se había basado. Lo que averigüé es que ella definía una familia tradicional como aquella en la que había un padre que sostenía a la familia, una madre que había decidido no trabajar fuera de casa, y exactamente dos hijos en la casa. Es absurdo. Según esa definición, mi esposa y yo no seríamos una familia tradicional, puesto que nuestros hijos ya son mayores, y Shirley trabaja como presidenta sin honorarios del Día Nacional de la Oración. Mis amigos Randy y Marcia Hekman no son tradicionales, porque ahora tienen doce hijos, en lugar de dos. Un matrimonio que espere su primer hijo no satisfaría sus criterios. Una familia en la cual la esposa trabaja diez horas a la semana en el negocio del esposo no reuniría tampoco los requisitos. ¡Vamos, señora Schroeder! Este intento por documentar con falsedades la muerte de la familia es verdaderamente deshonesto. Es cierto que la familia tradicional ha sido golpeada, dañada, debilitada y socavada en los últimos años. El Congreso ha legislado contra ella década tras década. La proporción de divorcios es demasiado alta, y muchos matrimonios aún intactos se hallan asediados por el alcoholismo, la pornografía, la infidelidad y otras infecciones virulentas. No, yo no me atrevo a negar que haya problemas en los hogares, pero los informes sobre una desintegració n de las familias han sido exagerados grandemente. Así que, cuando la señora Clinton dijo: "Si alguna vez fue así, [la familia estadounidense] ya no consta de dos padres, dos hijos, un perro, una casa con una cerca pintada de blanco y una camioneta en la entrada", se estaba uniendo al coro de los que nos quieren hacer creer algo que no es cierto. De hecho, 75% de los niños viven con dos padres. 5 Hoy en día hay millones de esposos y esposas profundamente comprometidos entre sí por lazos de amor que nunca serán sacudidos. Muchos de ellos hasta tienen perro, casa y una cerca pintada de blanco. La señora Clinton tenía razón en una cosa: Las camionetas en la entrada desaparecieron hace mucho tiempo; las han reemplazado las minifurgonetas y las caravanas. Notas1 Hillary Rodham Clinton, discurso en la graduación de la Universidad George Washington, 8 de mayo de 1994. 2 John Kronenberger, "Is the Famiy Obsolete?" ["¿Ha pasado de moda la familia?"] Look (26 de enero de 1971): 35. 3 Ibíd. 4 James Q. Wilson, "The Family Values Debate" ["El debate sobre los valores familiares"] , Commentary (abril de 1993): 24. 5 Statistical Abstract. |
|
| |
|
|