ASOCIACIÓN CRISTIANA DE PROFESIONALES DE SALUD DEL PERÚ
DEVOCIONAL
JUNIO 2011
Hombres y mujeres renovados para un mundo renovado
(segunda parte)
En la primera parte de esta reflexión el Dr. Apolos Landa enfatizó, ante un próximo cambio de gobierno y de la abrumadora ausencia de una conciencia ética y social de nuestro país, la urgente necesidad de hombres y mujeres nuevo/as para un Perú Nuevo. La pobre expresión social y moral de la iglesia cristiana evangélica en este contexto hace urgente también que la mente de los creyentes sea transformada. Sólo una mente renovada puede llevar a una vida renovada. (Ro.12:2).
A continuación la segunda parte:
Isaías 8:11-20
16 Ata el testimonio, sella la instrucción entre mis discípulos... 20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
Colosenses 3: 9b-16
9… habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos 10 y revestido del nuevo... 16 La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales.
2. La renovación genuina de la mente y de la vida es obra de Dios viviente por Su Palabra viviente.
Cuando el apóstol Pablo escribe: "La palabra de Cristo (el Mesías), more abundantemente en vosotros", la pregunta inmediata que deberíamos hacernos es: ¿Cuál es esa palabra?, porque los evangelios en ese momento no habían sido todavía escritos, las epístolas recién estaban circulando y no existía lo que hoy conocemos como Nuevo Testamento. Éste recién se fue formando en la segunda mitad del siglo II y quedó sancionado como tal a fines del siglo IV, aunque la discusión persistió aún dos siglos después.
¿Por lo tanto, a qué se refería Jesús, en Juan 6:63 "…las palabras que YO os he hablado…" cuando sus parábolas y sermones no estaban aún registrados? (ver además Juan 21:25). Bendito sea Dios que es el mismo Jesús resucitado el que responde en Lucas 24:27,44-45, cuando menciona los libros de Moisés, los Salmos, y los Profetas y de ellos dice: "Estas son las palabras que YO os hablé estando aún con vosotros…"
Así que, esas son las palabras que deben morar abundantemente en nosotros, la que debe llenar nuestra mente, y nuestros labios y la que debe transformar nuestras pensamientos, intenciones y acciones. En esas palabras del Antiguo Testamento están los cimientos, las columnas, envigados y artesonados que le darán luego estructura y consistencia al edificio para luego ser rematado con el techo del Nuevo Testamento.
3. Por lo tanto Col. 3:10-15 es posible si y sólo si se da Col. 3: 16.
En otras palabras el "despojarse de la vieja humanidad y revestirse de la nueva, según el dechado del Mesías" es y será sólo posible si esa palabra de Cristo mora abundantemente en nosotros, habita en nosotros. ¿Cómo?
En las sagradas escrituras un santuario o templo tiene una connotación física y metafórica tanto individual como colectivamente. En este sentido las instrucciones divinas para la construcción de su tienda o santuario en medio de su pueblo (el Tabernáculo) dadas en el Éxodo 25: 8-11, nos ayuda.
El acto colectivo empieza describiendo el acondicionamiento y propósito de lo más íntimo: El Arca, el corazón, el ser interior. Esta debía ser oro puro por dentro y por fuera. Esto denota no otra cosa que la integridad del recipiente.
Y ¿Qué debía contener este recipiente de integridad? Debían llenar esa Arca la Ley y los testimonios del Creador y Redentor de la humanidad, tal y cómo la palabra de Cristo, el Mesías, que es lo mismo, debe morar abundantemente en nuestros corazones, en la raíz más íntima de toda iniciativa.
Cuando un santuario (físico o personal, individual o colectivo) se construye así, desde adentro para afuera: La Nube de la Shejinah (presencia Divina) desciende y la gloria de Dios se hace patente y llena el lugar (Ex.40: 2-8, 33-34; 1 P.1:23,2:5). En otras palabras el santuario, la persona, sólo se torna "imagen y semejanza divina" y fiel reflejo de Su Gloria Eterna si hay correspondencia entre el ser y el hacer con la palabra de Dios.
CONCLUSION
No puede haber divorció entre lo que llena la mente y la vida. Si existe este divorcio en uno que dice ser discípulo de Dios en Cristo, aquel, no es tal.
La meditación y aplicación de la Sagradas Escrituras (las palabras de Cristo), entendiendo el Nuevo a la Luz del Antiguo, y no de perspectivas o ideologías de nuestro tiempo, debe determinar nuestra enseñanza, consejo, sabiduría, alabanzas, oración y acción: nuestra vida.
Cuando ella nos moldee de adentro para afuera, la gloria de Dios se revelará y la oración de Jesús en Juan 17:14 empezará a ser contestada y nos uniremos, porque no obstante ser tan diversos nos pareceremos.
ORACIÓN
Señor, cuánto necesitamos ser restaurados por Tu Palabra y revelar tu gloria en nosotros y nuestro país…
Apolos Landa Tucto, MSc, Mth
Médico
Magister en Salud Pública
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