viernes, 27 de agosto de 2010

[Reespublica] Editorial Grupo Pacifico: EL ADULTO MAYOR

 

 

La fisiología como ciencia aplicable a la vida humana, establece siete etapas biológicas, y que se describen: infancia, niñez, pubertad o adolescencia, juventud, adultez, ancianidad y vejez, siendo cada etapa muy expectante, al cual debemos responder con mucho entusiasmo, para vivirlo intensamente.

 

Estamos  celebrando la edad del adulto mayor, es decir la ancianidad y la vejez, que se señala después de los 65 años, límite establecido para la jubilación, en el entendido de poder disfrutar de las bondades de la vida, por el cual hacemos y recibimos situaciones de descanso, mereciendo la honra principalmente de los hijos, y porqué no de la sociedad.

 

Hablamos entonces de un estado de derecho propio para el adulto mayor, que tiene un mayor reconocimiento social en sociedades avanzadas, y este jueves la celebración, como todos los años es un día feriado en los Estados Unidos, y que es menester tomar en cuenta  en este proceso, de mayores beneficios para todos en el Perú.

 

La educación es un factor preponderante en el desarrollo del ser humano, y tiene su origen en la familia, es decir el hogar formado por papá, mamá, los hijos y para esta ocasión los abuelitos, de cuya formación de valores que se nutre con la religión y la moral, permitirá una vida de felicidad, cualquiera que sea la condición económica.

 

El conocimiento es también factor preponderante, para aplicarlo por medio del trabajo, lo cual es tarea primordial del Estado, por lo cual no debe faltar en ningún grupo humano por más alejado que sea, una escuela donde se enseñe a leer y escribir, pero también a sumar, restar, multiplicar y dividir.

 

La formación comienza en la cuna y termina en la tumba, y tiene su base primordial en el conocimiento de Dios por las Sagradas Escrituras, única fuente de vida plena, para el espíritu, alma y cuerpo en todo tiempo y lugar, defendiendo la familia con valores y normas también del Estado, frente a los cambios sociales.

 

El adulto mayor es una fuente de sabiduría, que todos debemos respetar con paciencia y buena voluntad, por un cristianismo genuino y que tiene en el ámbito familiar su mayor expresión, mediante la unión, el compañerismo y la felicidad, teniendo fe que es un verdadero remedio para la mente, poniendo nuestra confianza en Dios que es una admirable medicina para todo nuestro ser.

 

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Lima, 28 / 29 de agosto, 2010